QUÉ ES EL ESTOICISMO
Hoy vamos a retomar el blog con fuerza, hablando sobre uno de los factores que más me influyó a la hora de crear este proyecto. Una filosofía que va más allá de la teoría para formar una verdadera guía práctica a la hora de afrontar nuestra vida: el estoicismo.
Esta filosofía se origina en una etapa de enorme incertidumbre, en la que no se sabía lo que deparaba el mañana ¿Estallaría una nueva guerra? ¿Habría para comer mañana? ¿Vivirían tus seres queridos el siguiente día? ¿Estarías si quiera tú para comprobarlo? ¿Tomará el poder un dictador malvado? Hoy en día, en el periodo de mayor prosperidad de la humanidad, puede parecer que estas preguntas quedaron atrás. Pero ha sido precisamente durante la última década que hemos comprobado que esa pompa de seguridad en la que vivimos puede pinchar en cualquier momento, crisis que te hacen dudar de tu seguridad económica, crisis sanitarias que te permiten ver la fragilidad de la vida, conflictos bélicos fronterizos que te hacen temer que en cualquier momento escalen a conflicto mundial, políticos maquiavélicos y sistemas corruptos… Por no hablar de la mayor incertidumbre de todas, la que todos sentimos en nuestro interior: ¿Cuál es nuestro objetivo en este mundo? ¿Por qué estamos aquí?
¿Cómo deberíamos actuar los seres humanos en este mundo?
¿Cómo disfrutar de una vida en paz según el estoicismo?
Estos valores afectan a las tres disciplinas estoicas que debemos aprender a dominar. En primer lugar tendríamos la disciplina del deseo, que determinar lo que es adecuado desear o no, derivado de lo que está bajo nuestro poder o no. Como decíamos antes, debemos de conocer los niveles de influencia que tenemos en el mundo y poner el foco sobre lo que está bajo nuestro poder. No podemos andar deseando cosas sobre las que no podemos influir o quedaremos a merced de la suerte para poder sentirnos satisfechos. Para trabajar esta disciplina, podemos apoyarnos en dos de las virtudes: el valor y la templanza.
Para trabajar la disciplina del consentimiento tenemos la virtud más importante de todas, la sabiduría. Una sabiduría que no debemos confundir con la acumulación de conocimientos teóricos sino como la capacidad para navegar bien por las circunstancias diversas, complejas y muchas veces contradictorias que nos trae la vida. Es decir, se concibe la sabiduría como un conocimiento práctico que nos permite actuar ante las difíciles circunstancias que van apareciendo. Un ejemplo de sabiduría práctica sería el siguiente. Imaginemos que hemos tenido una reunión con nuestro jefe para solicitar una subida de sueldo y esta se nos ha negado. Nuestra primera impresión podría ser sentirnos mal con nosotros mismos, pensar que no valemos tanto como creíamos o que el mundo es injusto. Entonces tendríamos que hacer uso de nuestra razón para recordar en primer lugar la dicotomía del control, que mi jefe me conceda la subida no es algo que esté bajo mi control, puedo influir en su decisión realizando un buen trabajo pero el resultado es externo a mí. Lo que si está bajo mi control es haber cumplido plenamente con mis obligaciones profesionales y haber tomado la decisión de pedir la subida, por lo que si he cumplido plenamente con mi parte de la ecuación debería de estar satisfecho. Una vez reformulada esta primera impresión, deberé escuchar mi voz interior y comprender qué quiero para mi futuro, seguir luchando por esta subida o buscar nuevas oportunidades en otro lugar. Tomar las decisiones adecuadas en las complejas situaciones que nos trae la vida es una de las tareas más difíciles que tenemos como seres humanos capaces de influir sobre nuestro destino a través de la razón.
